MARTES 23
DE ABRIL



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"La gran Semana de Mayo de 1810", por Vicente Pascual Suárez de Figueroa

Presidente del IRHCIS, y descendiente de los fundadores de Dolores.


Se cumple un nuevo aniversario de los días gloriosos de la revolución. A partir de los primeros días de mayo de 1810 en Buenos Aires se vivió un clima ardiente y fervoroso. Todos los ciudadanos de lo que hoy es el microcentro porteño y aledaños fueron protagonistas válidos y partícipes directos de los acontecimientos más luctuosos en torno al pedido de renuncia del Virrey y al grito de libertad. Se vivificaron días álgidos donde se reunían los habitantes y se carteaban con sus familiares y amigos de Montevideo de una manera lisa y llana conspirando en contra del gobierno del virreinato de España. Día que transcurría era una permanente prédica escrita y verbal por parte de cada de uno de los bonaerenses que proclamaban :”que se vaya el Virrey”, pero de la manera que se hacía no era fácil. Hubieron muchas conspiraciones que partían de casas particulares, de negocios y cuarteles, en un clima muy ríspido. Como ser en el Café Bar Los Catalanes de Nicolás Suárez y Leonor Merlo sito en la esquina de lo que es San Martín y Cangallo ( Cangallo hoy es Juan Domingo Perón) se venía gestando desde posterior a las invasiones inglesas de l806 y 1807 la manera más ecléctica para derrocar al virrey de turno, aquí se reunían exmilitares, conspicuos y notables de la Argentina para platicar acerca de cómo encararían la situación reinante. Según Vicente Fidel López se predicaba ¡Cabildo Abierto! ..!Abajo el Virrey!..entre otras divisas de grueso calibre. Decía José María Tagimán un soldado de las milicias urbanas en carta:“Yo no sé a qué hora duermen estos diablos, el viejo capitán Suárez firme y fogueado en las invasiones inglesas de 1806 y 1807 subía la terraza de su casa varias veces al día para ver no sé qué, o hacer no sé qué…lo que sí se lo veía eufórico y lo ayudaban su mujer y su prole de chiquilines”,(entre ellos el futuro héroe de Junín ,Ayacucho e Ituzaingó)... Por verdad venían aguantando una serie de atropellos y soberbia desde hace mucho tiempo atrás. A este notable establecimiento porteño propiedad del viejo capitán retirado Suárez se le sumaba la fonda de la vereda ancha y la mozada que integraban Pancho Planes con una especie de estado mayor, formado por Voizo, Fontuzo, Grimau, Somalo, y Enrique Martínez, “que le sirven para andar gritando todo el cotarro y para juntar plebe al centro”…, también valerosos orilleros (zona que hoy abarca Puerto Madero), y ahí también estaba el alcalde Pascual Suárez (hermano de Nicolás) de chiripá, botas de potro y facón a la cintura, que posteriormente en las asonadas del 5, 6 y7 de abril de 1811 diera mucho brillo a su actuación, éste de firme tinte saavedrista…..Ellos bregaban por una revolución que diera independencia a la Argentina incipiente y lo lograron con ahínco y un gran patriotismo que les inundaba las venas. Desde el balcón del Café Bar Los Catalanes se habían tirado balas , agua hirviendo y aceite quemado a los británicos cuando invadieron la ciudad años antes, y ellos fueron victoriosos porque lograron resistir y vencer a las tropas de Withelocke y de Beresford en su momento, lo que les había dado también la valía para creérselas y proseguir con esa postura de señorío que tenían sobre la ciudad de Buenos Aires, que era su propia ciudad. López en un recuerdo vívido nos deja para la posteridad un montón de hermosas anécdotas, entre ellas las cartas de la parda doña Marcelina Orma (criada del presbítero), misivas tales que fueron encontradas a su fallecimiento de 92 años en un cofre que ella guardaba con gran cariño patriota, y ahí se puede ver la correspondencia que mantenían los cuarteles y políticos de Buenos Aires con gente de Uruguay, como el caso del Teniente Coronel Jefe de Milicias Urbanas Felipe Cardoso que ayudaba incesantemente y firmaba con sus iniciales FC para no ponerse en evidencia y perjudicarse. Todo estos datos fidedignos constan en nuestra historia patria y son tangibles para los hombres de nuestros días y los venideros. La Gran Semana de Mayo de 1810 está cumpliendo años y el pueblo de Dolores se hace eco de esta gran gesta patriota, que le llega de muchas maneras, y una de ellas es el lazo sanguíneo que mantuvieron y mantienen los fervorosos vecinos patricios de la prolífica familia Suárez, que aún en nuestros días perduran sus descendientes formando en distintas actividades cada unos de ellos y así conformando hoy la planta urbana y rural que se conserva desde antaño, a lo largo de doscientos años.





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