¿Cuándo el humano es un humano?
Columna de opinión de Antonio Las Heras
Es interesante advertir que, en el cimiento del debate por la despenalización del aborto, lo que aparece es una notoria búsqueda por desvirtuar el hecho de que desde el momento mismo de la concepción una vida humana se ha constituido. Apelando a todo tipo de malabarismos del lenguaje surgieron variadas propuestas, todas las cuales pretenden convencer que en los primeros meses de gestación lo que está presente es algo que no es humano. Es sólo y apenas “un conjunto de células” carentes del más mínimo atisbo de condición humana. Aunque – paradójicamente – ese “conjunto de células”, si se permite su desarrollo, dará lugar a una nuevo integrante de la Humanidad. En todo lo orgánico sucede de ese modo. Cierto es que una semilla no es una planta. Pero sin semilla no habrá planta. Entonces esa semilla es esencia ineludible para que – permitiendo su desarrollo – aparezca el árbol lozano.
Los más recientes hallazgos científicos permitieron despejar cualquier tipo de dudas en el sentido de que a partir de la concepción ya hay existencia humana. Y, en verdad, hasta filosóficamente puede comprenderse esto. En tanto lo que hay es un recorrido. Partiendo de un origen – la unión de un espermatozoide con el óvulo en un embrión – se inicia un proceso que – de no mediar impedimentos – recién habrá de concluir con la muerte en la ancianidad. Durante todo ese lapso lo que ha habido es una vida humana. No es menos vida humana por estar en período intrauterino ni por ser lactante ni por atravesar la juventud o por estar postrado a causa de una enfermedad o internado en una residencia geriátrica; ni aun cuando el electroencefalograma da plano. En cada uno de esos momentos con lo que nos encontramos es con un humano. En diferentes etapas de su desarrollo, claro está.
Tanto es así que, desde el comienzo, un análisis de ADN habrá de mostrar que esa vida que se está gestando tiene un mapa genético que no es el de la madre ni la del padre; sino uno nuevo y original. Lo cual arroja por tierra la tan oída frase “con mi cuerpo hago lo que quiero” puesto que no se trata del cuerpo de la madre sino que estamos hablando de una relación de hospedado y hospedero.
Este es el punto concreto entonces. La vida humana comienza su recorrido a partir de la concepción misma. Y ese es el asunto que busca soslayarse en el debate que está teniendo lugar. Parece que es, para quienes se encuentran a favor de despenalizar el aborto, tan terrible tener que aceptar que su propuesta implica la muerte de un congénere, que necesitan argüir algún argumento por más falaz que éste sea.
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, filósofo, escritor y profesor universitario.
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